Vecin@s

La tía pepa

RAFAEL Cremades (periodista)

Han pasado casi 40 años pero aún la tengo en mi memoria: su casa en el Sector Sur, a donde iba a visitarla con mi madre de niño. Había que estar en silencio mientras esperaba en el salón, sentado en la silla forrada de tela roja frente a aquel aparador monumental. Pero me entretenía escuchando la guitarra que sonaba de fondo tras la puerta: a veces era el Vito, otras, unas seguidillas, otras, una soleá. Luego salía la tía Pepa (tía de mi madre, hermana de mi abuelo), con sus gafas negras como la Niña de la Puebla despidiendo a la alumna y ya podíamos hablar. Algunas veces entraba muy en silencio en esa habitación llena de santos y velas, con un reclinatorio frente a un Corazón de Jesús. Todo lo recuerdo enorme porque era muy pequeño, pero esa estantería llena de hornacinas con santos y vírgenes y aquellas velas encendidas en la oscuridad me producían un temor bastante comprensible. Cuando mi tía, siempre muy seria, me sonreía al terminar la clase, entendía que ya se podía uno relajar. En ocasiones me dejaba una guitarra de cadete para que yo la tocara y decía a mi madre: pues el niño un poco de oído sí que tiene. Cuando murió Pepita Morales, profesora de guitarra flamenca en Córdoba, mujer pionera (no conozco de aquellos años muchas más que lo fueran), esa guitarra con sus iniciales en plata cayó finalmente en mis manos. Con ella aprendí solo a disfrutar de la música y me acompañó toda mi adolescencia. Fue el mejor regalo que me han hecho en mi vida. El sábado 20, en la Noche Blanca, en la Casa de las Campanas se rendirá homenaje a su memoria junto a cuatro mujeres flamencas más en el espectáculo 5 Cordobesas 5 . Córdoba y yo, que allí estaré, tía Pepa, te devolveremos el regalo de tu existencia.

Fuente: Diario Córdoba

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