Bombillas de «bajo consumo»

A partir de hoy martes comienza la prohibición de venta de bombillas tradicionales (incandescentes) de más de 100 W. Aunque los detallistas podrán terminar sus stocks no podrán comprar nuevas remesas. Se trata del primer paso de la Directiva Europea que llevará en 2012 a la total desaparición de las bombillas «de siempre». Las bombillas de bajo consumo, también conocidas como CFL , nos repiten los medios, pese a ser de media unas 10 veces más caras que las tradicionales, prometen un menor consumo eléctrico y un ahorro a largo plazo por su mayor vida útil en condiciones normales. Sin embargo pocos medios generalistas se paran en comentar algunas de sus desventajas:
  • Las CFL , básicamente fluorescentes de pequeño tamaño, contienen como aquellos pequeñas cantidades de Mercurio, altamente tóxico y muy difícil de tratar en la gestión de residuos. Su efecto negativo sobre el medio natural con el uso masivo podría llegar a ser muy superior al supuesto ahorro en emisiones de CO2.
  • Las «bajo consumo», como muchos os habréis dado cuenta no encienden inmediatamente, ya que requieren un tiempo de arranque con un pequeño parpadeo, pasajero pero que sin duda puede ser molesto. Igualmente hay gente que prefiere la tonalidad de luz mas cálida de las tradicionales frente al «blanco nuclear» de las CFL.
  • Tras el parpadeo inicial, aunque la luz aparece continua, en realidad sigue siendo oscilante, como ocurre con los fluorescentes, lo que en algunas personas acelera el cansancio visual o puede provocar dolores de cabeza.
  • Las CFL emiten radiación Ultravioleta , si bien los niveles son relativamente bajos, pueden ser perjudiciales para personas que sufren enfermedades de fotosensibilidad a los rayos UV y que no tenían problemas con las tradicionales.
  • Las bombillas incandescentes pierden su mayor parte de energía en forma de calor. En algunas condiciones esto puede ser deseable: una pequeña habitación en invierno en un clima moderado con un buen aislamiento puede mantenerse en una temperatura confortable sólo con este calor desprendido.
  • El ahorro a largo plazo y la amortización del precio de compra desaparece si la bombilla CFL va a tener poco uso: cuartos trasteros, sótanos, interior de armarios, etc.
  • En bombillas expuestas a roturas o a la intemperie, como la iluminación exterior, sufren fallos independientemente de su tecnología. Puede ser deseable el uso de bombillas incandescentes más baratas, frente a las de bajo consumo que nunca llegan a amortizarse.
  • Las bombillas de bajo consumo, utilizan un pequeño transformador con un oscilador, que producen interferencias de radio y electromagnéticas. No sólo eso, algunos modelos interfieren exactamente en la banda de 2.4 Ghz, por lo que anulan la cobertura de las redes Wifi.
Vemos una vez más que en lugar de optar por otras medidas, como informar correctamente al público de las ventajas e inconvenientes de cada tecnología o gravar con algún impuesto las bombillas tradicionales, se ha preferido prohibir totalmente su venta, que siempre es la opción más fácil para el gobernante: recortar opciones al ciudadano.
Fuente: Barrapunto.org

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