Contradicciones e hipocresía

FÁCIL Y DIFÍCIL

Contradicciones e hipocresía

FRANCISCO GARCÍA CALABRÉS

Aunque es verdad que una buena parte de las gentes dice lo que piensa y hace lo que dice, a estas alturas no me negarán que vivimos en una sociedad bastante contradictoria hasta llegar a tintes hipócritas. La hipocresía, cuyo origen etimológico se encuentra en la palabra griega hypocrisis, significa fingir; supone preconizar ideas, cualidades o sentimientos que en realidad no se tienen. Lo que suele ser muy útil en nuestra sociedad de la información como conjunto de reglas con las que moverse por el mundo, basadas en el principio de la doble moral, o doble rasero, que tanto da.

Y disculpen esta aproximación lingüística, por que no hay jornada en el que no asistamos a una nueva versión que se introduce normalizada en nuestro devenir diario, y hasta acogemos con naturalidad inconsciente.

Estamos a favor del día sin coche, pero que sean otros los que vayan en bicicleta. Queremos los derechos humanos para todos, pero nosotros primero y los inmigrantes que no sirvan, a la calle. Somos partidarios de la globalización, pero acaparamos el capital y las materias primas, y para otros el hambre creciente y la miseria desbordante. Nos gusta la naturaleza, pero muy pocos disfrutan de un día de campo. Somos solidarios con un sistema fiscal retributivo, pero el fraude está muy extendido. Partidos que piden trabajo pero que acaparan numerosos cargos. Respetamos a los discapacitados, pero la grúa municipal retira diariamente montones de vehículos que invaden los aparcamientos reservados para aquéllos.

Creemos en la libertad de la participación ciudadana en una democracia moderna, pero la mayoría de las personas no participan de ningún colectivo y muchas renuncian a ejercer su voto. Culpamos a los gobiernos de todos los males, haciendo dejación de nuestras propias responsabilidades en muchas ocasiones. No voy a seguir. Es una vida llena de ambivalencias y giros, cambios de rumbo y contradicciones, conscientes o inconscientes, hipócritas.

Escribía Antonio Machado que el hombre solo es rico en hipocresía. En sus diez mil disfraces para engañar confía; y con la doble llave que guarda su mansión para la ajena hace ganzúa de ladrón. Nos vendría bien un baño de humildad, una cura de autenticidad, una limpieza de maquillajes para mostrarnos como somos y actúar como pensamos. Así, quizás la sociedad comenzaría a cambiar de verdad. Todo hombre es sincero a solas, la hipocresía comienza en la sociedad. El ensayista decimonónico Angel Ganivet lo tenía claro, más vale un minuto de vida franca y sincera que cien años de hipocresía.

Fuente: Diario Córdoba

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