MANIFIESTO POR LA PAZ

XXV JORNADAS POR LA PAZ DEL DISTRITO SUR

Córdoba, 30 de enero de 2009

Inauguramos hoy la edición nº 25 de las Jornadas por la Paz en el Distrito Sur. Hablamos de un cuarto de siglo, media vida ya, en que los hombres y mujeres de nuestros barrios llevan trabajando en un intento y una apuesta por que la Paz, ese bien tan preciado y necesario pero a la vez tan frágil y delicado, se instale lo más sólida, amplia y definitivamente posible en nuestra sociedad ; para que se asiente en todos los ámbitos, tanto en los más inmediatos y cercanos como el del hogar, el barrio o la ciudad, como en otros más extensos que trascienden nuestro vivir cotidiano más próximo, como pueden ser el ámbito nacional o internacional. Ahí tampoco renunciamos, desde luego no lo hemos hecho hasta ahora, a participar expresando nuestras opiniones, nuestras posiciones y nuestros anhelos.

Este año el lema : «25 años juntos por la Paz» alude precisamente a ese recorrido realizado hasta ahora por nuestros hombres y mujeres de varias generaciones ; e invita, porque la ocasión parece idónea, a la reflexión, a la recapitulación, a sopesar logros y fracasos y a plantear o replantear caminos hacia el futuro.

Si bien es verdad que las valoraciones son complicadas en este terreno. Ciertamente resulta difícil una estimación de resultados porque los resultados aquí, de darse, sólo se dejan ver con el tiempo, a largo o muy largo plazo. Y es verdad también que sólo podríamos saber con certeza como de positivo o negativo pudiera ser un balance si tuviéramos la referencia de poder ver cual sería la situación actual en el Distrito de no haber hecho nada, de no haber desarrollado esta labor de participación en favor de la Paz durante tanto tiempo.

Pero algo si podemos decir. Y lo haremos en el terreno de la opinión, en el de las sensaciones y en el de los sentimientos, más que en el de los números o las estadísticas. Y a la hora de manifestar esas opiniones y sentimientos, creemos que conviene, desde luego, hablar sin hipocresías en este asunto y admitir que a veces la amenaza del desaliento es fuerte. Los medios de comunicación nos revelan constantemente un mundo de fanatismos, guerras, luchas sin sentido y despropósitos en el que parece que la paz no sea algo posible entre los hombres.

Hemos por tanto de preguntarnos honradamente si verdaderamente se consiguieron nuestros objetivos o, por el contrario, a pesar de lo que dijo el poeta, volvió a crecer tras de nosotros la hierba en el camino después de tanto verso .

La respuesta es que a nosotros nos gusta creer que, aunque verdaderamente todo pasa, algo si que queda ; y que por muy mala que llegue a ser la situación social en un momento determinado, siempre sería peor si no hubiera grupos de personas unidas en el intento de mejorarla.

Por eso, algunos (creemos que muchos) seguimos empeñados, queremos todavía como hace veinticinco años, reivindicar un contenido para la palabra Paz y para el concepto de Cultura de Paz, en el mismo sentido en que lo define la ONU en su Asamblea General el 6 de Octubre de 1999, es decir, como una serie de valores, actitudes y comportamientos que rechazan la violencia y previenen los conflictos tratando de atacar sus causas para solucionar los problemas mediante el diálogo y la negociación entre las personas, los grupos y las naciones.

Y seguimos empeñados porque entendemos que la paz constituye el substrato necesario para la evolución y progreso del hombre hacia mundos de bienestar social y personal, tanto en lo material como en lo espiritual

Por supuesto que la paz no es algo que se obtiene de manera gratuíta ni surge espontáneamente de la nada. La paz hinca sus cimientos en una Justicia Social previa que hay que conseguir con sudor y esfuerzo; y en la apuesta por un extremado respeto hacia los derechos humanos, el primero de los cuales puede ser el derecho a la vida, pero que viene acompañado de otros no menos importantes como el derecho a una libertad responsable, el derecho a la igualdad sin diferencia de sexos, el derecho a mantener las propias creencias y costumbres, el de libertad de expresión, el derecho a un medio de vida digno, a una educación no alienante, etc.

También, aunque suene contradictorio, la apuesta por la paz supone una cierta beligerancia en el sentido de que incluye un rechazo hacia la violencia, como mencionábamos antes, y hacia actitudes que la propenden o generan y que muchas veces derivan en fanatismos extremistas y exagerados en cualquier orden o ámbito de la vida.

Proclamamos, por tanto, (seguimos proclamando) nuestra convicción de que la ciudadanía en general ha de tomar cartas en el asunto y participar activamente en la promoción de la Paz

En este sentido, nos identificamos con los siguientes párrafos que entresacamos del discurso que un genio de nuestro tiempo, Charles Chaplin, incorporó a su imperecedera obra «El gran dictador». Sorprendentemente, a pesar de haber pasado bastante más de medio siglo, sus palabras tienen, también ahora, un extraordinario vigor. Dice así:


Lo siento, pero no quiero ser emperador. No es lo mío. No quiero gobernar o conquistar a nadie. Me gustaría ayudar a todo el mundo – si fuera posible- : a judíos, gentiles, negros, blancos. Todos nosotros queremos ayudarnos mutuamente. Los seres humanos somos así. Queremos vivir para la felicidad y no para la miseria ajena. No queremos odiarnos y despreciarnos mutuamente. En este mundo hay sitio para todos. Y la buena tierra es rica y puede proveernos.

El camino de la vida puede ser libre y bello; pero hemos perdido el camino. La avaricia ha envenenado las almas de los hombres, ha levantado en el mundo barricadas de odio, nos ha llevado a la miseria y a la matanza. Hemos aumentado la velocidad. Pero nos hemos encerrado nosotros mismos dentro de ella. La maquinaria, que proporciona abundancia, nos ha dejado en la indigencia. Nuestra ciencia nos ha hecho cínicos; nuestra inteligencia, duros y faltos de sentimientos. Pensamos demasiado y sentimos demasiado poco. Más que maquinaria necesitamos humanidad. Más que inteligencia, necesitamos amabilidad y cortesía. Sin estas cualidades, la vida será violenta y todo se perderá.

El avión y la radio nos ha aproximado más. La verdadera naturaleza de estos adelantos clama por la bondad del hombre, clama por la fraternidad universal, por la unidad de todos nosotros. Incluso ahora, mi voz está llegando a millones de seres de todo el mundo, a millones de hombres, mujeres y niños desesperados, víctimas de un sistema que tortura a los hombres y encarcela a las personas inocentes.

A aquellos que puedan oírme, les digo: No desesperéis,. La desgracia que nos ha caído encima no es más que el paso de la avaricia, la amargura de los hombres, que temen el camino del progreso humano. El odio de los hombres pasará, y los dictadores morirán, y el poder que arrebataron al pueblo volverá al pueblo. Y mientras los hombre mueren, la libertad no perecerá jamás

¡ Vosotros no sois máquinas!, ¡sois hombres!, ¡ con el amor de la humanidad en vuestros corazones! ¡ No odiéis!, ¡sólo aquellos que no son amados odian, los que no son amados y los desnaturalizados!

Vosotros, que tenéis el poder de crear máquinas, tenéis el poder de crear felicidad. Vosotros, el Pueblo, tenéis el poder de hacer que esta vida sea libre y bella, de hacer de esta vida una maravillosa aventura. Por tanto, empleemos ese poder, unámonos todos. Lucharemos por un mundo nuevo, por un mundo digno, que dará a los hombres la posibilidad de trabajar, que dará a la juventud un futuro y a los ancianos seguridad

Unámonos para liberar al mundo, para terminar con las barreras nacionales, para terminar con la codicia, con el odio y con la intolerancia. Luchemos por un mundo de la razón, un mundo en el que la ciencia y el progreso lleven la felicidad a todos nosotros

Hannah, ¿puedes oírme?, ¡ donde quiera que estés alza los ojos! ¡Mira Hannah!, ¡ las nubes están desapareciendo!, ¡el sol se está abriendo paso a través de ellas!, ¡estamos saliendo de la oscuridad y penetrando en la luz! ¡Estamos entrando en un mundo nuevo, un mundo más amable, donde los hombres se elevarán sobre su avaricia, su odio y su brutalidad! ¡Mira Hannah!, ¡han dado alas al alma del hombre y, por fin, empieza a volar! ¡ Vuela hacia el arco iris, hacia la luz de la esperanza ¡ Alza los ojos Hannah!, ¡alza los ojos!

¡Sorprendente!

Desde el Consejo de Distrito sólo nos queda expresar nuestra admiración por los hombres y mujeres del Sur de Córdoba, por todos vosotros, en la convicción de que vuestra aportación a la Paz y al entendimiento, aunque quizá sólo sea un pequeño granito de arena en todo el contexto social, devendrá en una inmensa playa, desde la que el horizonte, sin duda, será azul y claro.

CONSEJO DE DISTRITO SUR. CÓRDOBA

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