Una feria diferente es posible

Los colectivos firmantes de esta carta queremos expresar nuestra postura ante las sucesivas medidas tomadas por las autoridades municipales con el fin último de dificultar la existencia de voces diferentes en la Feria de Córdoba. Medidas a las que este año se une el incremento de costes para las casetas por las exigencias de seguridad impuestas por la Junta. Al mismo tiempo, nos gustaría posicionarnos sobre las opiniones vertidas acerca de la feria desde diferentes ámbitos en estos últimos días.

Nada de lo que se comenta ahora es nuevo: desde que se inició la feria en El Arenal, la situación ha ido empeorando progresivamente a todos los niveles. No sólo es mucho más caro montar una caseta ahora que hace siete u ocho años, sino que es mucho más complicado y engorroso a todos los niveles. El responsable es sin duda el Ayuntamiento.

Un Ayuntamiento que azuzado por intereses políticos y por determinados grupos de casetas, sigue a la búsqueda de lo que han dado en llamar feria “tradicional”, un eufemismo que encubre una voluntad de convertir la feria de Córdoba en algo parecido a la de Sevilla. Y esto se ha traducido a lo largo de los años en una gran variedad de medidas coercitivas en dirección a ese modelo.

Y en todo caso, ¿qué es una feria “tradicional? ¿Debe de haber venta de ganado? ¿Cucañas? ¿Postes embreados para subir por ellos? El Ayuntamiento, en nombre de su cruzada tradicionalista, ejerce una censura cada vez mayor sobre la apariencia que han de tener las casetas, en pos de una uniformidad que hace aumentar cada vez más la inversión y complica el montaje. ¿Por qué el Ayuntamiento –ni nadie- debe controlar la decoración de las fachadas? ¿Por qué una imposición absurda de colores “permitidos”? ¿Qué será lo siguiente? ¿Vestido típico para todos y todas? ¿Sólo música de sevillanas?

Todos los que tienen voz en los medios de comunicación insisten en señalar que la feria se ha degradado para el “público familiar”. Esta declarada fobia a la gente joven y a su forma de divertirse –que desde luego no es muy distinta a la que tuvieron sus padres- desde determinadas casetas y personalidades, no va en beneficio de las familias –que tienen multitud de casetas para divertirse- pero en cambio sí que promociona un ferial “bunker”, que tiene que “protegerse” de los jóvenes. La creación de las gueto-discocasetas, guardias de seguridad en las puertas que actúan con total impunidad, que acarrean continuas agresiones y peleas; casetas que se convierten en privadas durante toda la feria y separaciones artificiales del público por su apariencia o por su edad.

Este no es el camino. En estos últimos años la rentabilidad de las casetas no ha subido ni una perra a diferencia de los gastos y todo ello, además, para un modelo de feria que no compartimos. Si el Ayuntamiento quiere frenar la desaparición de casetas debe apostar sinceramente por una feria abierta y sin censura; que garantice la seguridad, pero también la libertad de los feriantes y del público, sin matones pero con imaginación. Una feria que no se convierta en un conjunto cerrado de fiestas privadas.

Nuestra idea de feria es la que creemos que comparte la sociedad cordobesa: todo el mundo está invitado, no se ponen condiciones a la entrada, ni se obliga a nada que no sea divertirse en paz, disfrutando, conociendo y mezclándose con toda clase de personas.

ASPA (Asociación Andaluza por la Solidaridad y la Paz)

Circulo Cultural JUAN XXIII

CNT (Confederación Nacional del Trabajo de Córdoba)

COLEGA (Asociación por la Igualdad de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Transexuales de la Provincia de Córdoba)

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